La crisálida


HAY FESTIVAL


Se está celebrando estos días en Granada el Hay Festival La Alhambra, un pretexto para el encuentro del público lector con autores de la talla, por ejemplo, del escritor turco Orhan Pamuk, y a imitación de otros Hay Festival (Segovia, Cartagena de Indias) cuyo origen reside en el que desde hace 20 años se viene celebrando en el pequeño pueblecito de Gales Hay-on-Way, que cuenta con tan sólo 1.500 habitantes y con la hiperbólica cifra de 41 librerías organizadas temáticamente y a las que, al menos una vez al año, acuden cientos de personas venidas de todo el mundo para disfrutar del arte literario en la que ha venido a llamarse “ciudad de los libros”. Tan real como fascinante.

Y, como decía, a este genial invento se ha sumado la mágica, políglota y cosmopolita ciudad de Granada. Imagino a estos magos de la palabra paseando por las bellísimas estancias del inigualable palacio nazarí, asomándose a las celosías y ventanas que dan al Albaicín, dejándose hechizar por sus arabescos y los versos inscritos en las paredes. Más sensaciones, imágenes y palabras para escribir el texto infinito del cosmos; más palabras para engendrar más palabras que alumbrarán, a raíz de esta visita, los creadores del verbo hecho relato o poema. Creced y multiplicaos. O multiplicar la iniciativa para acrecentar el número de lectores y engrandecer la verdadera cultura del pueblo, depositaria de la más sofisticada tecnología que ha producido la mente humana: la escritura, el poder de imaginar y crear, mediante signos lingüísticos, nuevos mundos tan vivos -puede que más- como el real en que vivimos.

E imagino también -¿por qué no, ya puestos?- un Hay Festival en pequeñas ciudades como Villaviciosa, un evento tan insólito, tan sorprendente, tan utópico como para sacarnos del tedio impasible de los años, del destino inexorablemente anunciado de inmovilismo y cementerio. ¿Imaginas tú también? Sus calles pobladas de librerías de todos los colores -ahora que tanto negocio se abre y se cierra-. La Casa de Cultura, el Teatro Riera, los Salones de Actos de las instituciones públicas y privadas, dando albergue a foros y tertulias literarias, conferencias, recitales, lecturas, actuaciones diversas... Todo en torno al universo literario, a sus artífices y a sus editores. Feliz propaganda, no como la que milagrosamente nos van a erradicar de la televisión estatal. Feliz estampa. Feliz pueblo que gozaría de tal privilegio ya irrenunciable.

Y como estoy convencido de que las palabras abren, descubren, inventan y hacen posible lo que parece imposible, por eso escribo estas letras, como voz que clama en el desierto, como grano de mostaza que, ¡quién sabe!, a lo mejor prende y enraíza y crece y fructifica.

Paco Ayala Florenciano

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