Última encuesta

Ya podéis elegir entre las últimas crisálidas ayalianas. Tenéis hasta el 15 de abril.
Os recuerdo que los resultados hasta el momento son los siguientes:

1. "Libertad vigilada" 17 votos
2. "Huelga de estudiantes" 10 votos
3. "Lectura digital" 0 votos
4. "Quo vadis?" 4 votos
5. "La lengua viva" 1 voto
6. "Violencia" 4 votos
7. "Blanca memoria" 4 votos
8. "Dios no existe" 14 votos
9. "El espíritu ateo" 3 votos
10. "Sexo" 7 votos
11. "Eluana" 3 votos
12. "Cazadores" 2 votos

Todo sobre el Viaje de Estudios

Aquí tenéis toda la información oficial sobre el Viaje de Estudios, preparada cuidadosamente por José Mª García Carpintero, su organizador.

Viaje de Estudios 2008-09 Viaje de Estudios 2008-09 sammorama1776

AVISO

Dado que la redacción del Taller de Prensa "El Maguillo" comienza a cerrar trabajos, preparándose para la imprenta, y que Paco Ayala ha escrito cuatro nuevas crisálidas tan interesantes como las anteriores; hemos decidido dar por finalizada la actual encuesta y proponer la última. Así pues, sólo quedan TRES DÍAS para elegir entre los artículos de opinión que aparecen ahora y hasta el 15 de abril para elegir entre los cuatro siguientes.

La crisálida


Poética del agua.

Hoy es el Día Mundial del Agua y mañana el de la Poesía. El primero no ha pasado desapercibido ni a políticos ni a ciudadanos de a pie. Manifestaciones multitudinarias como la de ayer en Murcia (mi tierra) reclamando el manido “Agua para todos” evidencian que el líquido elemento es de naturaleza esencial e imprescindible para garantizar no tanto la supervivencia de la especie humana sobre la faz de la Tierra, cuanto porque sin ella se hace inviable cultivarla y extraerle sus preciados frutos, base primigenia de la economía levantina en este caso. El agua que tantas veces hasta molesta y aburre en la vertiente cantábrica es aquí, en la cuenca mediterránea -desde donde escribo estas letras-, un auténtico milagro, un motivo de júbilo, incluso una festividad religiosa, precisamente por tratarse de un bien tan escaso como necesario. Agua bendita que, sin embargo, levanta pasiones, enconos, disensiones. Agua inaudita que hace florecer los almendros, los melocotoneros, los ciruelos, los naranjos y limoneros... Agua de vida. Yo diría que, más que mal repartida, está mal distribuida y, sobre todo, malgastada en desvaríos varios como campos de golf, piscinas, céspedes imposibles, regadíos desproporcionados y descabellados parques acuáticos. Así que no basta con salir a la calle y manifestarse a grito pelado contras las administraciones, contra los gobiernos, contra el desequilibrio hídrico por otra parte natural y quién sabe si hasta ecológicamente equilibrado. No. Se puede protestar por las injusticias, se puede reclamar la restitución de un derecho fundamental como lo es el disfrute básico del agua, pero hay que predicar con el ejemplo y no practicar el derroche, el despilfarro, el “agua para todo” y no, de hecho, “para todos”. Pero en la sociedad acomodada a la molicie, instalada en el uso abusivo de las materias primas, en el “pan para hoy -a toda costa- y hambre para mañana -a costa de países explotados y desangrados-”, esto de la moderación, de la restricción controlada, del consumo responsable... suenan a palabras huecas que quedan muy bien en los programas de los partidos, en los libros de texto, en los informes y en las propuestas institucionales, pero que luego, a la hora de la verdad, nadie está dispuesto a llevar a cabo con todas sus consecuencias.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la Poesía? Pues, aunque no lo parezca, mucho, más de lo que cabe imaginar. Porque sigue siendo “un arma cargada de futuro”, porque nace, como el agua, de las fuentes más puras del intelecto humano y porque se mantiene pura, limpia, elemental, ajena a la barbarie ecocida del hombre, a modo de conciencia intacta y revulsiva, a modo de imagen prístina e incorruptible de la humanidad, como una copia de seguridad que conviene preservar y custodiar por si hay que recuperar y actualizar la información acerca de quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos. Poesía de ayer y de hoy, poesía de siempre y para siempre, verdadera diosa a la que rendir culto y sacar en procesión en tiempos de crisis. Y, rebuscando en la biblioteca de mi padre -muerto hace hoy justamente un año- he rescatado una composición del poeta barroco murciano Saavedra Fajardo titulado A una fuente, homenaje dúplice al agua y a la poesía, inspiradora la una, inmortalizadora la otra:

Risa del monte, de las aves lira,
pompa del prado, espejo de la aurora,
alma de Abril, espíritu de Flora,
por quien la rosa y el jazmín respira;

aunque tu curso en cuantos pasos gira
tanta jurisdicción argenta y dora,
tu claro proceder más me enamora
que lo que en ti naturaleza admira.

¡Cuán sin engaño tus entrañas puras
dejan por transparente vidriera
las guijuelas al número patentes!

¡Cuán sin malicia, cándida, murmuras!
¡Oh sencillez de aquella edad primera!
Huyes del hombre, y vives en las fuentes.


Paco Ayala Florenciano

La crisálida


El amigo que se va.


Tengo dos grandes amigos fuera de Asturias: uno en Murcia y otro en Sevilla. Digo tengo, pero en realidad debo decir tenía, porque el de Sevilla, Fernando, se me ha muerto a las 4 de la madrugada del jueves 12 de Marzo, después de una cruel enfermedad de 5 años que le fue paralizando progresivamente todos los músculos de su cuerpo. Aunque era una muerte anunciada (ningún enfermo de estas características ha sobrevivido más allá de los 5 años), todos albergábamos una cierta esperanza de que habría algún remedio, porque no era posible que una persona tan vital, tan afable, tan entrañable, tan inteligente a la par que sencilla nos fuera arrebatado así, sin más, por una muerte implacable. Pero le llegó su hora y le llegó de la mejor forma posible: rodeado, asistido por su familia y sus amigos más íntimos y sin agonía, sin sufrimiento estéril, sin dilaciones; simplemente se fue apagando, autosedando y transitando de la vida a la muerte en un imperceptible, inaudible, invisible cese de sus funciones orgánicas. Fernando era elegante -por dentro y por fuera, como coincidimos todos los que pronunciamos alocuciones de despedida en la capilla del tanatorio- y lo fue hasta el final. Si su destino estaba marcado de forma tan inexorable, se merecía, por lo menos, un final así. Descanse en paz.
Y ahora nos toca a nosotros, a los que quedamos aún vivos y hemos tenido la inmensa fortuna de conocerlo, recordarlo, guardar en nuestra memoria, como un tesoro exquisito, todas las vivencias que hemos compartido con él, sus gestos, sus besos, sus abrazos, sus silencios tan elocuentes, sus parcas y dulces palabras... Pero sobre todas las cosas, lo que permanecerá eternamente y nos dará aliento y nos hará reparable su pérdida es el más humano, pleno y universal de los sentimientos: su amistad. Su amistad, que se halla adherida, incrustada e incorporada a todos los rincones del alma y del cuerpo, hecha uno con uno mismo, transustanciada en un único ser, Fernando y yo una misma persona, Fernando y yo caminando juntos, ahora siempre juntos, ahora unidos para siempre sin distancias, sin separaciones. Y lo digo y lo siento y lo sé dentro de mí porque si alguna propiedad indeleble tiene la amistad es que cuando la experimentas te transforma y te enriquece y te acrecienta. Fernando está ahora repartido, como sus cenizas, multiplicado y resucitado en tantas vidas que a su vez irán inseminando nuevas vidas y así hasta la eternidad.
Y acabo con unos versos, no siempre tan entendidos como leídos (no hay mejor escuela que la experiencia en carne viva), de Jorge Manrique con los que da fin a sus Coplas por la muerte de su padre:
que aunque la vida murió
nos dejó harto consuelo
su memoria.

Paco Ayala Florenciano

Gato perruno




Aquí vemos a Leo haciendo sus ejercicios habituales de agotamiento antes de ir a dormir la siesta. También le gusta subirse encima del armario, meterse dentro de la lavadora, en cualquier cajón que encuentre abierto, asomarse a la ventana, jugar al escondite… El veterinario le llama terremoto, ya que desde que lo llevé la primera vez cuando era un gatito bebé (que cabía en una mano) no le dejaba que le mirase: se le subía enganchándose a su ropa y en un pis pas estaba encima de su hombro mordiéndole el estetoscopio; porque, eso también como un perrín, se pasa el día mordiendo. Eso sí, cuando duerme parece un angelito. 

Lola Merayo Alonso - Ordenanza