Gato perruno




Aquí vemos a Leo haciendo sus ejercicios habituales de agotamiento antes de ir a dormir la siesta. También le gusta subirse encima del armario, meterse dentro de la lavadora, en cualquier cajón que encuentre abierto, asomarse a la ventana, jugar al escondite… El veterinario le llama terremoto, ya que desde que lo llevé la primera vez cuando era un gatito bebé (que cabía en una mano) no le dejaba que le mirase: se le subía enganchándose a su ropa y en un pis pas estaba encima de su hombro mordiéndole el estetoscopio; porque, eso también como un perrín, se pasa el día mordiendo. Eso sí, cuando duerme parece un angelito. 

Lola Merayo Alonso - Ordenanza




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