La crisálida


El amigo que se va.


Tengo dos grandes amigos fuera de Asturias: uno en Murcia y otro en Sevilla. Digo tengo, pero en realidad debo decir tenía, porque el de Sevilla, Fernando, se me ha muerto a las 4 de la madrugada del jueves 12 de Marzo, después de una cruel enfermedad de 5 años que le fue paralizando progresivamente todos los músculos de su cuerpo. Aunque era una muerte anunciada (ningún enfermo de estas características ha sobrevivido más allá de los 5 años), todos albergábamos una cierta esperanza de que habría algún remedio, porque no era posible que una persona tan vital, tan afable, tan entrañable, tan inteligente a la par que sencilla nos fuera arrebatado así, sin más, por una muerte implacable. Pero le llegó su hora y le llegó de la mejor forma posible: rodeado, asistido por su familia y sus amigos más íntimos y sin agonía, sin sufrimiento estéril, sin dilaciones; simplemente se fue apagando, autosedando y transitando de la vida a la muerte en un imperceptible, inaudible, invisible cese de sus funciones orgánicas. Fernando era elegante -por dentro y por fuera, como coincidimos todos los que pronunciamos alocuciones de despedida en la capilla del tanatorio- y lo fue hasta el final. Si su destino estaba marcado de forma tan inexorable, se merecía, por lo menos, un final así. Descanse en paz.
Y ahora nos toca a nosotros, a los que quedamos aún vivos y hemos tenido la inmensa fortuna de conocerlo, recordarlo, guardar en nuestra memoria, como un tesoro exquisito, todas las vivencias que hemos compartido con él, sus gestos, sus besos, sus abrazos, sus silencios tan elocuentes, sus parcas y dulces palabras... Pero sobre todas las cosas, lo que permanecerá eternamente y nos dará aliento y nos hará reparable su pérdida es el más humano, pleno y universal de los sentimientos: su amistad. Su amistad, que se halla adherida, incrustada e incorporada a todos los rincones del alma y del cuerpo, hecha uno con uno mismo, transustanciada en un único ser, Fernando y yo una misma persona, Fernando y yo caminando juntos, ahora siempre juntos, ahora unidos para siempre sin distancias, sin separaciones. Y lo digo y lo siento y lo sé dentro de mí porque si alguna propiedad indeleble tiene la amistad es que cuando la experimentas te transforma y te enriquece y te acrecienta. Fernando está ahora repartido, como sus cenizas, multiplicado y resucitado en tantas vidas que a su vez irán inseminando nuevas vidas y así hasta la eternidad.
Y acabo con unos versos, no siempre tan entendidos como leídos (no hay mejor escuela que la experiencia en carne viva), de Jorge Manrique con los que da fin a sus Coplas por la muerte de su padre:
que aunque la vida murió
nos dejó harto consuelo
su memoria.

Paco Ayala Florenciano

6 comentarios:

  1. Un gran hombre se nos ha ido pero quedará por siempre en nuestras memorias.

    Fernando vive ahora en nuestros corazones.

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  2. Para uno con formación de ciencias siempre le resulta difícil, ya no explicarse, sino entender qué me hace humano. ¿Por qué siento lo que siento? ¿Por qué recuerdo lo que recuerdo? o ¿Por qué me gusta lo que me gusta? Hay demasiadas cosas que he decidido que no, que no las quiero, porque me vuelven eso: una cosa. Y otras que destruyéndome, porque duelen de alguna manera, me expanden fuera de mi piel. Una de las más grandes es la Amistad. Sé por experiencia cuánto duele la ausencia eterna de un amigo y también sé cómo me gustaría poder irme. Tu amigo, Paco, tuvo un lujo de amigos a sólo que se te parezcan un poco. Recomiendo a todos ver una película preciosa sobre la amistad y esa liturgia de despedida con estilo y sin dramatismo. Se llama "Las invasiones bárbaras". Milio.

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  3. Perder a alguien es algo verdaderamente horrible, se te va algo de ti. Por experiencia (y por desgracia) me ha ocurrido recientemente algo semejante y asusta el pensar que la persona a la que quieres no volverá más. Quizás asombre más todavía recordar buenos momentos que en un pasado acontecieron y que ya no habrá más. No recuerdo haber comentado en ninguna crisálida de Paco, pero esta ha tocado mi fibra sensible. Saludos.

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  4. Gracias a todos por compartir vuestros sentimientos. Eso es lo que hacen los amigos y lo compartido nunca se olvida.

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  5. Cuánta razón tienes Eli-zard. No olvidaremos nunca el dolor compartido con los amigos. Y aunque parezca mentira, esto ha logrado que el dolor sea dulce y bello. Gracias a todos por estar, por vuestras palabras.

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