Tema candente y de rabiosa actualidad, abordado en los dos artículos que siguen por dos alumnos de 2º del Bachillerato de Ciencias. Tema que levanta ampollas, pasiones de todo signo y revueltas en las entrañas de la conciencia.
El aborto es un tema complicado que en nuestra sociedad la izquierda apoya y contra el que la derecha se opone, siendo así una buena forma de recoger más votos en las urnas, algo desde luego repugnante.
Tanto el sí al aborto como el no tienen sus argumentos morales alejados de toda actividad política y estos deberían tener en cuenta el punto de vista de la víctima primordialmente. Porque preocupante es que por culpa de la irresponsabilidad de unas personas estemos negando la vida a un ser humano, ya que esto se puede prevenir y, si no, siempre es mejor que nazca sin padres a que no nazca. Tiene derecho a disfrutar de las experiencias de la vida al igual que nosotros. Por otro lado, hay que tener en cuenta si el feto nacerá en plenas condiciones para llevar una vida satisfactoria, si padecería una grave enfermedad o si supone un peligro para la vida de la madre; entonces sí sería debatible el asunto del aborto, porque si el feto está sano no veo discusión posible. Esta situación es similar a la de Matrix, cuya máquina controladora desconectaba a los seres humanos quitándoles la vida cuando ya no eran útiles.
La actitud de los partidos de disfrazar los problemas para convencer al pueblo y obtener su apoyo es escandalosa, pero no es la primera vez ni la última: para financiar una guerra poniendo a los enemigos como crueles asesinos; o haciendo obras mínimas de caridad en los anuncios de las empresas, que luego explotan a los países subdesarrollados; o, como en este caso, defendiendo a las mujeres, muchas de ellas poco responsables para tener un hijo... Pero como los fetos no pueden votar...
En conclusión, éste no es un tema de derecha o de izquierda, de progresismo o conservadurismo, de hombres o de mujeres, de Dios o de Buda, porque no debemos olvidar que abortar es matar y para eso no hay bandos que valgan. Es un tema que sólo se puede abordar basándose en los valores morales.
Hay una gran diversidad de opiniones respecto del aborto. Por un lado, están los conservadores y generalmente identificados con el catolicismo que están en contra del aborto, ya que consideran que va en contra de la religión, puesto que Dios es el creador de la vida y si se aborta se está asesinando a una persona.
Yo, por mi parte, pienso que un feto aún no es una persona. Llegado el caso, también el uso de anticonceptivos supondría que “matas” a una persona que podría haber sido concebida. Creo que no es así; en todo caso, nos podríamos referir a ello como la no formación de una persona. Cualquiera puede tener un “desliz” y producirse un embarazo que, si es no deseado, puede condicionar tu vida para siempre; además, no sólo perjudicarías tu vida, sino la de tus padres y familiares que son quienes tendrían que asumir el cuidado del bebé. Pero también es verdad que no es válido el argumento de que “yo hago con mi vida y con mi cuerpo lo que quiero”. Esto es incompatible con la vida en sociedad y con las leyes comunes que todos debemos acatar. Y para eso están precisamente los políticos, para escuchar a los ciudadanos y, en temas tan delicados como el aborto, proponer una ley que recoja unos supuestos adecuados a la mayoría.
I
El aborto es un tema complicado que en nuestra sociedad la izquierda apoya y contra el que la derecha se opone, siendo así una buena forma de recoger más votos en las urnas, algo desde luego repugnante.
Tanto el sí al aborto como el no tienen sus argumentos morales alejados de toda actividad política y estos deberían tener en cuenta el punto de vista de la víctima primordialmente. Porque preocupante es que por culpa de la irresponsabilidad de unas personas estemos negando la vida a un ser humano, ya que esto se puede prevenir y, si no, siempre es mejor que nazca sin padres a que no nazca. Tiene derecho a disfrutar de las experiencias de la vida al igual que nosotros. Por otro lado, hay que tener en cuenta si el feto nacerá en plenas condiciones para llevar una vida satisfactoria, si padecería una grave enfermedad o si supone un peligro para la vida de la madre; entonces sí sería debatible el asunto del aborto, porque si el feto está sano no veo discusión posible. Esta situación es similar a la de Matrix, cuya máquina controladora desconectaba a los seres humanos quitándoles la vida cuando ya no eran útiles.
La actitud de los partidos de disfrazar los problemas para convencer al pueblo y obtener su apoyo es escandalosa, pero no es la primera vez ni la última: para financiar una guerra poniendo a los enemigos como crueles asesinos; o haciendo obras mínimas de caridad en los anuncios de las empresas, que luego explotan a los países subdesarrollados; o, como en este caso, defendiendo a las mujeres, muchas de ellas poco responsables para tener un hijo... Pero como los fetos no pueden votar...
En conclusión, éste no es un tema de derecha o de izquierda, de progresismo o conservadurismo, de hombres o de mujeres, de Dios o de Buda, porque no debemos olvidar que abortar es matar y para eso no hay bandos que valgan. Es un tema que sólo se puede abordar basándose en los valores morales.
Andrés Vidal Hortal.
II
Hay una gran diversidad de opiniones respecto del aborto. Por un lado, están los conservadores y generalmente identificados con el catolicismo que están en contra del aborto, ya que consideran que va en contra de la religión, puesto que Dios es el creador de la vida y si se aborta se está asesinando a una persona.
Yo, por mi parte, pienso que un feto aún no es una persona. Llegado el caso, también el uso de anticonceptivos supondría que “matas” a una persona que podría haber sido concebida. Creo que no es así; en todo caso, nos podríamos referir a ello como la no formación de una persona. Cualquiera puede tener un “desliz” y producirse un embarazo que, si es no deseado, puede condicionar tu vida para siempre; además, no sólo perjudicarías tu vida, sino la de tus padres y familiares que son quienes tendrían que asumir el cuidado del bebé. Pero también es verdad que no es válido el argumento de que “yo hago con mi vida y con mi cuerpo lo que quiero”. Esto es incompatible con la vida en sociedad y con las leyes comunes que todos debemos acatar. Y para eso están precisamente los políticos, para escuchar a los ciudadanos y, en temas tan delicados como el aborto, proponer una ley que recoja unos supuestos adecuados a la mayoría.
Lucía Valle Fernández.
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