Última crisálida del curso



FIN DE CURSO

La foto de portada es para esta pareja de alumnos renuentes de 2º de ESO que al fin -aunque sea a fin de curso- han encontrado un quehacer satisfactorio y útil como alternativa a las clases oficiales en las que no hallan ni se les saca provecho alguno. Llevaban una buena temporada dedicados a las tareas de limpieza y transporte de material, a las órdenes de Rubén, el conserje. Pero ahora, a tenor de lo que lo que se aprecia en la foto, están literalmente felices, aplicados y entregados a su labor de pintar de blanco el aula en la que reciben, además, clases de apoyo, siguiendo, esta vez, las instrucciones de Alicia e Isabel, sus dos profesoras particulares de lujo, afanadas ellas también en sacarles lustre por partida doble al local y a sus díscolos alumnos. Toda una alegoría lectiva de los nuevos tiempos que corren en la Enseñanza: si no puedes con ellos, únete a ellos. O lo que es lo mismo: ve con la suya para salirte con la tuya. Un ejemplo de concordia, de pacto, de buen entendimiento, de interacción y de lección práctica y elemental de lo que en las altas esferas de la política, por ejemplo, se denomina alianza de civilizaciones. Probablemente estos alumnos saldrán del sistema educativo sin saber mucho de matemáticas o de lengua (un poco en blanco, como el aula que ahora pintan), pero habrán aprendido a hacer sus cálculos sobre técnicas de supervivencia y posibilidades de éxito en el mundo real con el que les toque en suerte bregar -ojalá que la tengan- y a saber expresarse, dialogar y negociar para buscar un trabajo conveniente -ojalá que lo haya- y del que puedan obtener un beneficio razonable.
La pregunta que vuela en el aire es: ¿lo habremos logrado también con los alumnos fieles al sistema y que han superado todas las pruebas programadas en el currículo? Ojalá que sí, a pesar precisamente del currículo muchas veces tan alejado de sus propios intereses y de los que la propia sociedad demanda luego, cuando salen al mundo laboral adulto.
La verdad es que sí, que la mayoría de nuestros alumnos saben bien cómo sortear obstáculos, cómo navegar en esta (es)tupida red de exámenes, de “rollos” magistrales y de “manías” docentes, cómo fabricar materiales didácticos alternativos a los libros de texto y con los que habrán de llegar triunfantes a la estación terminal de cada curso. Y este submundo underground que ellos mismos construyen -invisible casi siempre a los ojos del profesor- en el que acrisolan lo estudiado y aprendido con lo vivido y padecido es lo que verdaderamente les facultará para emerger al mundo real -que nunca habían perdido de vista, a pesar de haber permanecido confinados tantos cursos en el recinto escolar- y moverse y manejarse en él como peces en el agua y encontrar en él su puesto (de trabajo, de prestigio, de ciudadanía) y les allanará el camino para relacionarse con sus semejantes, para encontrarse consigo mismos y para ser felices, que es de lo que, al fin y al cabo, se trata en este fin de curso cíclico que es la vida.
Y un deseo antes de despedirme hasta el curso que viene: que esta “crisálida” se transforme, al fin, en “mariposa” que vuele libre en vuestro pensamiento y circule ardiente y serena a la vez por vuestra sangre. Así sea y hasta siempre.

Paco Ayala Florenciano

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