PURO TEATRO



Que estamos en el gran teatro del mundo ya lo decía el inmortal Calderón. Que seguimos representando cada uno nuestro papel en este teatro es una realidad como un templo. Si no, no hay más que haber asistido al espectáculo sobre la vida de Oscar Wilde el pasado viernes en el Teatro Riera para comprobarlo: el actor, Sergi Mateu, encarnó a las mil maravillas al literato sajón; y los alumnos, los más de 150 alumnos que allí presenciaron el extenso monólogo, ejercieron de si no atento, al menos sí aplicado público y aguantaron estoicamente las casi dos horas de función. Si aprendieron o no algo sobre la biografía y la obra de Wilde, no lo sabemos (supongo que con algo se quedaron: su homosexualidad, la cárcel, su dandismo...), pero sí aprendieron algo extra ordinario por lo raro en los tiempos que corren para la desbocada juventud del siglo XXI: a saber comportarse, a respetar y admirar el trabajo bien hecho, a valorar la importancia de lugares como el Teatro Riera que han sido erigidos precisamente para uso y disfrute del pueblo. ¡Larga vida al teatro!




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